Decálogo: Mis Diez Reglas de Oro en Twitter

vía Son Cosas Mías! de Capitan Intriga el 21/03/11

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Hasta hace poco se decía que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Ahora que Twitter apareció con fuerza entre nosotros, parece que con ser breve, algo ya es bueno. Con cinco años recién cumplidos -durante dos de los cuales despotriqué porque lo odiaba y no lo entendía- muchos creen que Twitter llegó para quedarse. Sin embargo, se trata de un terreno difícil y a veces genera más conflictos y peleas que soluciones.

Por eso, sin mucho pensar y como un posible abordaje a la red social del pajarito azul, las diez reglas que tengo en mente al twittear como @capitanintriga. No siempre las respeto, claro, pero hago el esfuerzo de tenerlas en mente:

1. Pensá antes de twittear. Pero no pienses mucho. Parte del atractivo de los 140 caracteres es su inmediatez y cierta insolencia, pero esto tampoco significa una impunidad absoluta. Ni los tweets muy sesudos ni los escritos sólo para provocar te pueden traer satisfacciones. A veces lo primero que te viene a la cabeza es lo ideal, pero tené cuidado si tu cabeza es peligrosa.

2. Una vez que twitteaste, no hay marcha atrás. Ni pienses en borrar algún error que cometiste y hacer como si nada hubiese pasado: ya alguien leyó, retuiteó, favoriteó y socializó tu tweet. No queda otra más que hacerte cargo. No hay que temer a las macanas, hay que pedir disculpas, dar las explicaciones del caso y seguir adelante.

3. Jamás creas que podés tener una discusión en serio en 140 caracteres. Twitter se convirtió en una arena para intercambiar opiniones -y agravios- sobre política, el rol de los medios, el papel de los famosos y la labor de colegas. Pero es la plataforma errada para expresar nuestras ideas, que siempre tienen aristas más complejas de lo que entra en una oración, y mucho menos para convencer a alguien para que deje de lado sus propias convicciones y adopte una ajena. Está bueno expresar lo que sentís, pero jamás creas que tenés la posibilidad de hablar de temas serios en profundidad.

4. Los Mensajes Directos no son mails. Y no son seguros. La tentación de contar con mensajes privados es grande: ¡qué lindo poder expresar lo que uno realmente siente a un amigo por línea privada mientras en el timeline público uno caretea otra cosa! Yo siempre recomiendo ser super cuidadoso con los mensajes directos, tanto porque errar un botón y dejar expuesto algo privado es muy fácil, como porque la seguridad que ofrece Twitter no es tan alta como para no creer que un día haya una manera de hackear mensajes directos y que el mundo explote. No digas por DM lo que no puedas defender en tu timeline.

5. Las personas a quienes seguís dicen mucho de vos. Esto es zonzo pero no está mal recordarlo: la lista de tus followers muestra algo tuyo. No es lo mismo La Niña Loly que Lindsay Lohan ni tampoco seguir a una marca de zapatillas que a un político. Yo sé por experiencia que a veces hay muchos sentimientos encontrados al clickear el botón de "follow": amistad, compromisos laborales, tratar de ser políticamente correcto… Eso sí, que nunca prime la idea de reciprocidad. Uno no sigue a nadie para que el otro lo siga. El "follow" hay que ganarlo.

6. Si retuiteás, sumale un plus. Esto es medio polémico pero lo sostengo. Hay muchos retweets que ganan otra dimensión o profundidad si uno le pone algo propio, ya sea un hash, un mini comentario, una mención… yo creo que el retweet con valor agregado es algo muy bueno, pero no siempre es algo sencillo de conseguir.

7. Una imagen vale más que 140 caracteres. Los smartphones y los clientes de escritorio de Twitter permiten ponerle una foto o un video de manera muy fácil a cualquier tweet. Cuando cada letra cuenta, una imagen se vuelve mucho más valiosa para el que te lea. Y si vas a tweetear un link, tratá de volverlo atractivo.

8. Twitter te puede ayudar en tu trabajo, pero no abuses. Esto es medio personal, pero realmente me molestan los perezosos que se ponen a preguntar cosas que uno podría averiguar en un rápido gugleo o con un poco de ingenio. Twitter puede romper las distancias y tender puentes con los que jamás hubieses imaginado, pero tampoco hay que aprovecharse para volverse haragán. Mucho más si sos periodista y trabajás en una redacción: parte de tu laburo es tener el teléfono del secretario del gobernador de Córdoba, no uses Twitter como primera opción cuando laburás en un medio.

9. En Twitter te siguen y te dejan de seguir cuando y porque quieren. Nada más odioso (y absurdo si lo pensás dos segundos) que recriminar un unfollow. A veces uno tiene un criterio a la hora de seguir gente -por laburo, por intereses comerciales, por cholulo…- que no se condice con la vida off line. Uno en Twitter es un poco un personaje y si te la pasás todo el día protestando porque el subte anda mal y hablando de una telenovela que no miro, es posible que ya no te siga… aunque seas mi mejor amigo!

10. Twitter es para divertirte, no te lo tomes muy en serio. Ni pendiente todo el día de la cantidad de gente que te sigue ni de qué dijo quién, nada es tan a la tremenda. Siempre habrá alguien al que no le gustará nuestra manera de pensar o nuestras opiniones, así que a no hacerse mala sangre y a seguir twitteando, que lo que es moda no incomoda.


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